El FC Barcelona ha puesto a Nico Williams en el centro de su estrategia veraniega, con la intención de reforzar el extremo izquierdo mediante el fichaje del joven talento navarro. En vista de las circunstancias, el club ha trazado un plan que combina ambición deportiva con equilibrio financiero.
Recursos garantizados, pero fair play en mente
Gracias al reciente bono de Nike, el Barcelona cuenta con disponibilidad económica para afrontar los aproximadamente 60–64 millones de euros que implica la cláusula de rescisión de Williams. Ese excedente ha sido destinado ya a otras operaciones, como la de Joan García, pero el fichaje de Nico sigue siendo una prioridad. El auténtico reto reside en cuadrar la masa salarial dentro del fair play financiero de LaLiga, no en obtener liquidez.
Deco impulsa el proyecto
El director deportivo Deco ha confirmado que Nico es un objetivo real y que el jugador cree en el proyecto. Se han iniciado conversaciones con su agente, y ni el club ni el futbolista ocultan su deseo mutuo de concretar la operación. En palabras de Deco: “si las circunstancias se dan, vamos a intentarlo”.
Ajustes salariales previstos
Para liberar espacio salarial, el Barcelona no prevé grandes ventas, pero sí la salida de jugadores no considerados imprescindibles como Ansu Fati, Christensen, Iñaki Peña, Pablo Torre y Ter Stegen, entre otros. La intención es crear la estructura ideal para que la incorporación no desequilibre el equilibrio económico.
Pausa táctica y pulso institucional
La operación se encuentra en punto muerto —“en stand-by”— mientras el Athletic Club no haya cobrado íntegramente la cláusula y el Barça resuelva su situación salarial. Desde Bilbao mantienen intacta la exigencia del montante íntegro, mientras el Barcelona espera concretar el pago y registrar a Nico antes del final del mes de junio.
¿Un salto estratégico?
Con solo 22 años, Nico aporta energía, uno contra uno y una proyección de élite que encaja en el modelo del entrenador Hansi Flick, junto a la base de jóvenes como Lamine Yamal y Pedri. Su llegada reforzaría una zona del campo considerada vulnerable y conectaría bien con la identidad azulgrana.