Cuando se habla de hazañas extremas, la imaginación suele quedar corta frente a la realidad. Darby Allin, luchador profesional de AEW (All Elite Wrestling) y reconocido aficionado a los deportes extremos, acaba de firmar una proeza que parecía imposible: patinar con su monopatín en el Monte Everest, a más de 5.300 metros de altura, convirtiéndose en el protagonista del récord mundial de skate a mayor altitud jamás realizado.
De los cuadriláteros al Himalaya
Darby Allin no es un extraño a los riesgos. Famoso por su estilo temerario en la lucha libre y por su pasión por la adrenalina, decidió llevar su obsesión por el skate a un escenario tan inhóspito como icónico: las faldas del Everest. Equipado con su tabla y protegido por un equipo de escalada, el luchador realizó la maniobra sobre una grieta cubierta por una rampa improvisada, en medio del hielo y las bajas temperaturas.
El propio Allin compartió en sus redes sociales imágenes del momento, acompañadas de una frase que resume el espíritu del reto:
“Si no hay límites en tu mente, tampoco los hay en el mundo”.
Un récord sin precedentes
El intento fue supervisado por miembros de su equipo y registrado para documentar el logro: la sesión se realizó a una altitud superior a los 5.300 metros, batiendo cualquier antecedente conocido en deportes extremos relacionados con skateboarding. No se trató de un truco complejo, sino de la simple acción de rodar sobre el hielo con la tabla, algo prácticamente irreal en esas condiciones de oxígeno reducido, viento gélido y terreno irregular.
Entre dos mundos: skate y montañismo
Esta hazaña une dos culturas radicalmente distintas:
- El skate, símbolo urbano, nacido en el asfalto y ligado a la contracultura.
- El montañismo, disciplina que encarna la conexión con la naturaleza y la resistencia física extrema.
Darby Allin ha encontrado la manera de combinar ambas en un acto que desafía la lógica y la geografía, convirtiendo la montaña más alta del planeta en una pista improvisada.
Riesgo extremo y preparación
El récord no estuvo exento de peligro: la baja presión atmosférica, la falta de oxígeno y las temperaturas bajo cero convierten cualquier movimiento en un desafío. Allin contó con semanas de preparación, entrenamiento en altura y el apoyo de un equipo especializado en escalada para garantizar la seguridad durante la expedición.
Más que un truco: un manifiesto de libertad
Este logro no es solo un récord deportivo: es también un golpe visual y cultural que refuerza la imagen de Darby Allin como un atleta que vive sin ataduras. En una era donde los deportes extremos buscan constantemente nuevas fronteras, llevar una tabla de skate al “techo del mundo” se convierte en un símbolo de creatividad y determinación.