El Tour de Francia 2025 empieza este sábado con un recorrido íntegramente francés ya que no tendrá un milímetro fuera del territorio nacional, con un perfil muy montañoso, con una de las dos contrarrelojes siendo una subida a Peyragudes, y el regreso de Hautacam o Superbagnères, mientras que habrá menos opciones para los velocistas en una edición que tendrá muchos recuerdos para las grandes estrellas del ciclismo francés y héroes de antaño de un Tour de Francia pensado para quedar en el recuerdo.
Se confirma el regreso de la cima de Superbagnères al Tour de Francia, en una de las etapas clave de la ronda gala de 2025 en los Pirineos en la que además se subirá una trilogía previa que no se veía desde 2012; el Col du Tourmalet, el Col d’Aspin y el Peyresourde. Pero se antoja difícil decir qué etapa será la reina, ya que otra finaliza en el Mont Ventoux y otra en el Col de la Loze tras pasar por el Glandon y la Madeleine.
Después de tres ‘Grand Départ’ desde el extranjero –Copenhague, Bilbao y Florencia– la gran salida regresa a Francia, a Lille, para que el Tour ya no salga de sus fronteras originales. Algo que servirá para visitar casi cada rincón del ‘hexágono’ galo y pasar por muchos de sus grandes macizos; el Macizo Central, los Pirineos, los Alpes y el Jura, con el techo en ese coloso del Col de la Loze coronado a 2.304 metros de altura, subiendo además por primera vez desde el lado de Courchevel.
En sus 21 etapas, con dos días de descanso de por medio en Toulouse y Montpellier, este Tour de Francia 2025 contará con un desnivel positivo acumulado de 51.550 metros, sin duda provocados por una apuesta más firme todavía por las etapas de media y alta montaña. En total, serán 3.338,8 kilómetros repartidos en 7 etapas llanas, 6 de media montaña, 6 de alta montaña con 5 llegadas en alto –Hautacam, Luchon-Superbagnères, Mont Ventoux, Col de la Loze y La Plagne– y 2 contrarrelojes.
El Tour de Francia 2025 empezará en Lille, en una etapa con salida y final en la ciudad del norte de Francia pensada para los velocistas, por lo que por primera vez en años el primer portador del maillot amarillo del Tour de Francia podría ser un esprinter. Es lo único que ya se conocía desde que fue presentada la ‘Grand Départ’ y las primeras tres etapas por el norte del país, desveladas con anterioridad al resto del mapa, con destacada llegada final en la tercera etapa en Dunkerque, que fue salida oficial en 2001.
Tras dejar atrás Lille Métropole y el Nord, la cuarta etapa tendrá un final rompepiernas en Rouen, con paso previo por la Cote Jacques Anquetil para rendir homenaje al cinco veces ganador del Tour, que falleció en Rouen. Y es que este Tour de Francia se llena de homenajes y de simbolismos, para dar todavía más sabor francés antes de que en 2026 la ‘Grand Départ’ viaje a Barcelona. Y se pasará por la travesía de Yffiniac, lugar de nacimiento de Bernard Hinault, y Saint-Méen-le-Grand, donde nació Louison Bobet (primer ciclista en ganar tres Tours), acogerá la salida de la octava etapa.
La primera contrarreloj individual, llana y de 33 kilómetros, llegará bien pronto en la quinta etapa, en Caen, antes de una sexta jornada de perfil accidentado con 6 pequeñas cotas incluida la final en Vire Normandie, tras 201 kilómetros. En la séptima etapa, una salida icónica en Saint-Malo y una llegada siempre interesante a Mur-de-Bretagne, la quinta llegada en los últimos 15 años, y con más de 2.450 metros de desnivel acumulado. En el muro de Bretaña ganó Mathieu van der Poel en su debut en el Tour de Francia.
La décima etapa será la de la fiesta nacional francesa, el 14 de julio, con final en Le Mont-Dore (Puy de Sancy) y hasta 7 puertos de montaña, con 4.400 metros de desnivel acumulado en el Macizo Central, para amenizar la fiesta antes del primer día de descanso en Toulouse. Merecido y necesario, porque la exhibición ciclista empezará nada más ponerse a rodar de nuevo.
Primero porque en la etapa 12 regresan las famosas rampas de Hautacam, en una etapa llana de inicio pero que luego enlazará tres puertos –previamente se sube el Col du Soulor y el Col des Bordères–. Y al día siguiente llega la cronoescalada, de 10,9 kilómetros en total entre Loudenvielle y Peyragudes, con 650 metros de desnivel y rampas superiores al 16 por ciento.
Será la antesala de una de las etapas clave, con salida en Pau y esa llegada a Superbagnères, tras 35 años de ausencia, con los 12,4 kilómetros al 7,3 por ciento del histórico puerto. Pero es que, antes, en esa misma etapa, se subirá el mítico Col du Tourmalet (19 kilómetros al 7,4 por ciento), el Col d’Aspin y el Col de Peyresourde. Si quieren los ciclistas, será un día para el recuerdo.
Antes de poder descansar de nuevo, una etapa llana entre Muret y la siempre vistosa y espectacular ciudad medieval de Carcassonne, que dará paso al relax en Montpellier, que será el punto de partida de una etapa monopuerto con final en Mont Ventoux (1910 metros), en una jornada no muy larga (171,5 kilómetros) pero con 2.950 metros de desnivel acumulados debido al gigantón ventoso.
El Tour de Francia permitirá que prosiga la lucha por el maillot verde de los puntos en Valence, antes de que los ‘gallos’ vuelvan a mover el gallinero. Primero, en la etapa 18, en una jornada entre Vif y Courchevel con 3 puertos de Categoría Especial (Glandon, Madeleine y Col de la Loze), con 5.500 metros acumulados en total.
Al día siguiente, Albertville será etapa de una jornada con final en La Plagne, en la última etapa explosiva de montaña y que contará con 5 puertos en apenas 130 kilómetros y con 4.600 metros positivos. La penúltima etapa será accidentada, escenario de una posible fuga camino de Pontarlier, y la 21ª y última etapa regresa a París, a los Campos Elíseos para celebrar los 50 años de la primera llegada en este histórico final, interrumpido el año pasado por la celebración de los Juegos Olímpicos de Paris 2024.