El FC Bayern Múnich, uno de los clubes más poderosos y laureados del fútbol europeo, atraviesa un inusual periodo de incertidumbre en el mercado de fichajes. A pocas semanas del arranque oficial de la temporada 2025–2026, el club bávaro todavía no ha concretado ningún refuerzo de peso, y varios de sus objetivos prioritarios se alejan entre negociaciones estancadas, competencia feroz y límites financieros autoimpuestos.
Un nuevo ciclo con incógnitas
La llegada de Vincent Kompany como entrenador ha marcado el inicio de un nuevo ciclo, pero también ha abierto interrogantes sobre el rumbo deportivo inmediato. El técnico belga ha solicitado incorporaciones específicas —especialmente en defensa y ataque—, pero hasta ahora la dirección deportiva encabezada por Christoph Freund y Max Eberl no ha logrado cerrar operaciones de alto perfil.
El Bayern, tradicionalmente eficaz y discreto en los mercados, parece haber perdido impulso frente a otros gigantes europeos como el Real Madrid, Manchester City o incluso el PSG, que ya han reforzado sus plantillas con figuras clave para el próximo curso.
Prioridades ofensivas bloqueadas
Uno de los principales focos está en la búsqueda de un extremo derecho que pueda alternar con Kingsley Coman y Leroy Sané, ambos irregulares en la última temporada. Sin embargo, las gestiones por jugadores como Michael Olise (Crystal Palace) o Georginio Rutter (Leeds) se han enfriado por el alto coste de los traspasos y las exigencias salariales de sus agentes.
La posible venta de Serge Gnabry, que ha sufrido un descenso notable en su rendimiento, no se ha concretado, y eso impide liberar espacio salarial y deportivo para una nueva figura en banda.
Defensa y mediocampo: sin cierre ni salidas
En el eje defensivo, Kompany había priorizado un central zurdo con buena salida de balón, pero los intentos por Gonçalo Inácio (Sporting) y Jarrad Branthwaite (Everton) no han prosperado. A su vez, la continuidad de Matthijs de Ligt está en entredicho, con rumores de interés desde Inglaterra y España, pero sin ofertas formales.
En el mediocampo, el club también contempla movimientos, aunque la irrupción del joven Aleksandar Pavlović podría alterar la planificación inicial. Joshua Kimmich y Leon Goretzka, referentes hasta hace poco, ya no son intocables, pero tampoco hay claridad sobre su posible salida.
Restricciones autoimpuestas y presión institucional
A diferencia de otros años, el Bayern ha optado por una política más prudente en el gasto. El club quiere limitar su inversión neta en fichajes a menos de 100 millones de euros, salvo que logre ventas significativas. Esta línea conservadora responde a la voluntad de consolidar una plantilla estable tras el gasto realizado el pasado verano con Harry Kane y Min-jae Kim, y a la necesidad de preparar el terreno para la llegada de nuevos patrocinios en 2026.
No obstante, la presión de la afición y de algunos referentes del vestuario comienza a sentirse. Tras una temporada sin títulos, la primera en más de una década, y con una plantilla en transición, el Bayern sabe que no puede permitirse otro año de vacío competitivo.
Un mercado aún abierto, pero cada vez más complejo
Con más de cinco semanas de mercado por delante, todo puede cambiar. El Bayern mantiene conversaciones activas con al menos tres futbolistas ofensivos y dos defensivos, aunque fuentes del club admiten que no habrá movimientos “solo por obligación”. Kompany, por su parte, ha insistido en que priorizará el equilibrio y la dinámica colectiva por encima de nombres.
Pero en una Bundesliga cada vez más competitiva, y con la Champions League como obsesión permanente, el gigante bávaro sabe que el tiempo apremia.