A sus 27 años, María Torres se ha consolidado como una de las figuras más destacadas del kárate español.
Con una trayectoria que comenzó a los 16 años en la selección nacional, la malagueña no solo ha cosechado títulos, sino que ha forjado una identidad marcada por la perseverancia, la disciplina y el amor por su deporte.
Representar a España en competiciones internacionales no es algo nuevo para ella, pero cada vez que lo hace, lo vive como si fuera la primera vez. “Es un orgullo. Llevo desde los 16 años en el equipo nacional, y poder dejar siempre a España en lo alto del podio me hace muy feliz”, afirma con emoción.
Esa conexión con la bandera, con los colores de su país, ha sido una constante a lo largo de una carrera que ha tenido momentos inolvidables y otros que han puesto a prueba su temple.
Uno de los combates más exigentes de su carrera tuvo lugar en la final del Mundial de Dubái en 2021. “Era la primera vez que conseguía estar en una final individual. La presión, la dificultad del campeonato… fue un momento muy duro, pero también muy importante para mí”, rememora Torres.
Con el paso de los años, Torres ha adaptado y perfeccionado su forma de entrenar. El crecimiento deportivo, según explica, va de la mano con una evolución personal. “En karate siempre tenemos que ir mejorando. A medida que vas obteniendo resultados, te profesionalizas más”, señala. Madurez que ha sido clave para mantenerse en la élite durante más de una década.
La visibilidad del karate
Uno de los episodios que más impacto tuvo en la carrera de muchos karatecas fue la presencia del kárate en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 —celebrados en 2021 por la pandemia—, y su posterior exclusión del programa olímpico.
Para Torres, esa experiencia fue agridulce: “Nos dio muchísima visibilidad, llegaron muchos patrocinadores, fue un impulso. Pero ahora, al estar excluido, perdemos eso, y es duro para el deporte”.
Sin embargo, lejos de resignarse, la karateca apuesta por seguir luchando por el reconocimiento que merece su disciplina.